El ASMA es una enfermedad inflamatoria, bronquial, crónica y heterogénea de la vía aérea, asociada a la hiperactividad bronquial lo que conduce a episodios recurrentes de sibilancias, falta de aire, opresión en el pecho, tos, pero particularmente por la noche o la mañana temprano son los síntomas más comunes.
Los desencadenantes del ASMA pueden ser, la exposición al frio, cambios bruscos de temperatura, emoción, exposición a irritantes o alérgenos, ejercicio físico, infecciones virales.
Alrededor de 300 millones de personas en el mundo padecen ASMA, afecta en todas las edades y la forma clásica, atópica tiene una curva bimodal con picos en la infancia, descenso en la adolescencia y nuevo aumento en la adultez.
Es importante tener un diagnóstico para mejorar la calidad de vida del paciente, controla su patología para la disminución de las crisis. Esto es posible mediante síntomas y estudios complementarios simples como una espirometría, aunque el diagnóstico es eminentemente clínico.
¿Quiénes padecen ASMA?
El asma alérgico son el 80% niños, asma no alérgico mayores de 4 años a predominio de mujeres, pero se puede dar a cualquier edad, la rinitis y la dermatitis atópica, aumentan el riesgo de padecer asma.
¿Cómo cuidarse del ASMA?
El asma es una enfermedad tratable, no curable, el objetivo es lograr el control de la enfermedad mediante tratamiento de mantenimiento, evitando situaciones de riesgo conocidas por el propio paciente, procesos infecciosos, situaciones de estrés, cambios bruscos de temperatura y haciendo un uso correcto de inhaladores y la vacunación.
¿Se puede prevenir el ASMA?
Se pueden prevenir más que nada las crisis. Sin un tratamiento adecuado el paciente se encuentra en riesgo vital ante la aparición de crisis, pero con el tratamiento adecuado, el correcto uso de inhaladores, seguimientos por especialistas se puede lograr una vida normal.